¿PROPÓSITOS DE NUEVO AÑO?
Este año he empezado con el otro pie, si, ¡con el izquierdo!.
He decidido desafiar a la suerte: no me comí las uvas, ni llevé nada rojo ni salí a cenar dejando en el plato la cuarta parte de mi sueldo.
Este año tampoco tengo propósitos de esos que hago cada año y nunca cumplo: no tengo que dejar de fumar –este tiene trampa, porque nunca he fumado- y he decidido que el gimnasio puede seguir esperando. Seguiré caminando que es un deporte fácil y poco arriesgado y correré cuando toque, pero de capricho y no como hasta ahora que soy la reina del sprint para llegar a tiempo a recoger a los peques en el cole, para no perder la cita en el médico o para entregar el informe antes de que el jefe me mire con esos ojos que lo dicen todo.
Cambio los propósitos por un mantra que voy a repetir hasta que me lo crea: ¡estar!. Si, esa es mi asignatura pendiente, la única que arrastro desde hace años y que cada vez suspendo con peor nota.
Y es que a mí me pasa algo que quizás nadie entienda (¿o sí??): mientras me ducho estoy pensando en que tengo que escribirle una nota a la profe del pequeño para avisarle de que le recogeré a las 4, que tenemos pediatra. Cuando preparo el desayuno aprovecho para sacar algo del congelador que nos resuelva la comida y mientras voy al trabajo, escucho la radio y voy haciendo mentalmente la lista de la compra, que esta tarde tengo que llenar la nevera sin falta.
Entre reunión y reunión, me acuerdo de repente que me he olvidado de recoger el traje que necesito para el sábado y que lleva más de un mes en la tintorería y cuando paro a comer llamo a mi amiga B., que hace un siglo que tenía pendiente preguntarle por su madre, que la operaron –aunque ahora mismo no recuerdo de qué-.
Las tardes nunca mejoran mi estado de “quiero hacer veinte cosas a la vez y no hago ninguna”: recojo la ropa que se agolpa en el baño y sujeto con el hombro el teléfono para pedir cita en el dentista, ayudo a la mediana a hacer los deberes mientras preparo la comida del día siguiente, leo los titulares del periódico a la vez que escucho a mi chico que me cuenta algo super importante que le ha pasado esta mañana, sobre lo que le volveré a preguntar a la hora de la cena. ¡Pero si ya te lo he explicado me dirá con cara compungida! Y yo, con cara más compungida todavía, le diré ¡ay si!, mientras pienso que no tengo ni idea de qué era lo que ya me había contado.
Así que este año, ¡cero propósitos!, ni una sola lista voy hacer, nada de tú puedes ni de sueña alto ni de eres la más superwoman del mundo mundial. Este año voy a ser un caracol -o una tortuga que igual es un poco más estilosa-, voy a moverme por la vida despacio y pasito a pasito y cuando me duche voy a estar ahí, disfrutando del silencio y del agua y cuando prepare el desayuno me voy a sentar a tomarlo como si no tuviera que hacer nada más en todo el día, mirando como sale el sol a través de la ventana.
Cuando me siente en el sofá no estaré plegando calcetines «para aprovechar el tiempo» y ¡ sobretodo!, cunado me hablen las personas que quiero voy a pensar que el mundo se ha parado, les voy a mirar a los ojos y les voy a escuchar -pero escuchar de verdad-, porque lo que cuenta me interesa y ese momento no se volverá a repetir jamás.
Voy a estar, aquí y ahora, voy hacer una cosa después de otra.
Ahora si, 2020, ¡ven a mí!, que te voy a coger con ganas y con calma, mucha calma.
*Parecidos razonables: todo parecido con la realidad es pura coincidencia… o no, ¡nunca se sabe!
Ana & Co
3 Comentarios
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Me parece fenomenal, yo siempre he tenido una lógica parecida y siempre me he dicho «después del uno, viene el dos «todo a su tiempo y me va fenomenal, la vida pasa muy deprisa y no quiero perderme los momentos del ahora con calma!!
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La vida pasa y no nos enteramos,estamos demasiado ocupados haciendo listas de todo lo que tenemos que hacer, corriendo todo el día para no llegar a ningún sitio y cuando nuestro cuerpo nos para o nos da un toque nos damos cuenta que esa no es la vida que queremos.
Me encantan tus propósitos de este año, creo que a todos nos irían bien, mejor que la dieta, el tabaco, el inglés y el gimnasio.
Porque consiguiendo esos propósitos seríamos felices. -
Que post más bonito Arantxa. Que poco valoramos (yo la primera) estos pequeños momentos, vivimos con prisa. No recuerdo dónde escuché esta frase, pero cada mañana me levanto pensando en ella: «esto no es un ensayo, es nuestra vida»